Hay veces que escuchar música es el remedio perfecto para salir, evadirse y disfrutar. Recuerdos de festivales y definitivamente momentos mejores, gracias a nuestra mejor compañera.

Seguro que os ha pasado, despertaros y sin saber por qué tener en la cabeza una canción, que curiosamente os gusta. Leí, no se donde, que eso se debe a que tu subconsciente quiere volver a un momento y a un sitio determinado donde sonaba dicha canción. Actualmente, pasa algo parecido, lo único que lamentablemente no estamos en un sueño.

Tranquilos, no quiero ser negativo, solo vengo a reivindicar lo de siempre, la importancia de la música. Y es que, está siendo el medio de evasión estrella, desde mi punto de vista, en esta cuarentena. Bien por streamings o sesiones antiguas de nuestros artistas favoritos, o tarareando el anthem de ese festival al que fuímos o, si todo va bien, al que iremos, salimos un poco de esta realidad que nos está tocando vivir, para trasladarnos al medio del público, cerrar los ojos y simplemente sentir.

Resulta curioso, que cuando salimos a aplaudir, todos los días a las ocho, a las siete para nuestros amigos canarios, se están dando casos de gente con altavoces poniendo música. Ya sea la Tusa o un loco rodeado de neones pinchando el Flying Free, solo por escucharlos, un par de minutos, se nos dibuja una sonrisa y nos inundamos de buenas vibraciones y recuerdos.

Son momentos difíciles, en los que hay que estar bien acompañados, por familia, amigos, la pareja y por supuesto la música. Es momento de distraerse con vinilos antiguos, canciones de cuando éramos pequeños, temazos que creíamos olvidados, También, cuando un artista saca nuevos trabajos, da la sensación de que hay algo que avanza mientras todo parece que se ha quedado un pausa. Hasta aquí la brasa, hasta aquí mi aplauso a la música y a todos los que nos la acercan.

Compartir: