Un año más hemos disfrutado en la Península Ibérica con The BPM Festival 2018 Portugal, y así lo hemos vivido

Ya lo hemos dicho, pero no me importa repetirlo. Tener a The BPM Festival 2018 Portugal al lado de casa, es un verdadero lujo. Y es que desde que el pasado año el festival se trasladase a las playas de Portimao en Portugal, se ha convertido en una cita mágica para los amantes del House, Tech House y Techno de nuestro país.

Si bien, sus asistentes suelen ser en su mayoría americanos y británicos, en esta edición se han contabilizado asistentes de hasta 75 nacionalidades distintas. Sin embargo aún choca encontrar pocos españoles que se unan a este maravilloso festival, teniendo en cuanta lo cerquita que nos lo han dejado.

Este año nos hemos encontrado una edición algo más trabajada, con más asistencia y recintos más grandes, especialmente Blanco Beach que se ha convertido en el escenario principal en la playa, ganando varios metros de arena. Escenarios más grandes, especialmente de día, y en general una sensación de que la cita portuguesa comienza a asentarse en su nueva localización.

En cuanto a música, como siempre intachable. Los sonidos más elegantes de la electrónica han vuelto a ser los protagonistas.

Todo comenzaba el jueves en la playa con dos fiestones, Stereo Productions de nuestros compatriotas Chus y Ceballos en NoSoloAgua, mientras que Paradise de Jamie Jones lo hacía en Blanco Beach. La noche se ponía seria con Marco Carola y compañía y el showcase del sello de Paco Osuna Mindshake.

FOTO: Alec Donnell Luna of DED AGENCY (@cptvibes)

El viernes la fiesta All Day I Dream inundaba de house NoSoloAgua, mientras los ritmos más bailables estaban en la fiesta del sello de Loco Dice con Desolat. El Centro de Congresos de Arade recibía por otra parte a Nicole Moudaber, Danny Teneglia o wAFF entre otros en la fiesta Moodzone, mientras la otra sala tenía a Art Department como artista más destacado a los platos.

Mención a parte merecen las fiestas que se celebraban en las otras dos localizaciones del festival. Villa Maziazinha acogía la fiesta SIGHT con Luigi Madonna a la cabeza, y el showcase de Toolroom, con Mark Knight y Nick Curly. Dos pedazo de eventos para la localización más intima y pequeña de este año. Por otra parte la discoteca Katedral acogía FORM, con Popof, Oxia o Julian Jeweil entre otros. Un día muy complicado, en el que la decisión de donde acudir, era lo único negativo de la jornada.

El sábado de nuevo en la playa nos encontrábamos con el techno del showcase del festival portugués Neopop, con Josh Wink, Marco Faraone o el live de Octave One entre otros. En Blanco Beach por su parte, una de las fiestas más destacadas de BPM Festival 2018, que quedó algo empañada por la baja de última hora de su cabeza de cartel Luciano. Pese a esta mala noticia, los Apollonia, John Acquaviva o Nic Fanciulli entre otros, nos hicieron pasar un día de sol, arena y música maravilloso.

El sello Deeperfect estuvo presente en Katedral, con Stefano Noferini, Hector Couto o nuestro querido UNER entre otros. En el Centro de Congresos la fiesta era sin duda Kaluki, en la que los presentes disfrutamos como enanos de actuaciones como la de Alan Fritzpatrick, Andrea Oliva o Darius Syrossian entre otros. La otra sala ofrecía como plato fuerte el b2b entre Matthias Tanzmann y Davide Squillace.

El domingo se cerraba contundentemente en Blanco Beach con Richie Hawtin o Chris Liebing impartiendo justicia en This Is The End, mientras NoSoloAgua recibía el showcase de Vatos Locos.

El punto final en la noche del domingo estuvo a cargo de artistas como The Martinez Brothers, Joseph Capriati, Andrea Oliva, David Berrie o Seth Troxler en dos fiestas hospedadas por Fabric y Cuttin’ Headz.

Como balance final de nuestra experiencia en The BPM Festival 2018 Portugal diré que es un evento que me tiene robado el corazón, especialmente por el día. Las fiestas en la playa y el saber hacer del equipo de BPM, hacen de este festival algo muy especial, sin necesidad de grandes alardes, grandes escenarios, gogos o espectáculos paralelos. Simplemente la mejor música, un gran ambiente, y gente con ganas de disfrutar. Una receta aparentemente sencilla, pero que no es tan fácil de poner en liza. Por poner un pero, el Centro de Congresos de Arade desmerece mucho al conjunto del festival, perdiendo por la noche la magia que desprenden las ubicaciones playeras.

Esperemos que el año que viene podamos volver a disfrutar de este festival, que ocupa un lugar preferente en nuestro calendario.

Foto portada: Khris Cowley 

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