2021 puede suponer el ‘desquicio’ del festivalero, que podría quedarse con el casillero a cero todo el año

Opinión

2021 es el verdadero 2012. ¿Os acordáis de la película 2012? Donde el mundo se hundía sumido en una serie de catástrofes climatológicas que dejaban la Tierra inundada en hielo y agua…pues no pasó en 2012, pero en 2021, puede que nos hundamos en una profunda tristeza.

Y es que esta pandemia ha parado las maquinarias artísticas de cientos de deejays y promotores que no han podido celebrar sus macroeventos, su calendario de conciertos, su edición anual del festival. Una situación extraordinaria que todo hemos acatado con mayor o menor desesperación pero que, a efectos de salud, solo han sido 5 meses en el dique seco.

El problema se vislumbra en el horizonte. Los más optimistas ven 2021 como la vuelta de los festivales pero, ¿y si la vacuna no es accesible y los promotores no se la quieren jugar? ¿Estamos ante otro año sin festivales? ¿Cómo sentará eso a la industria?

Y digo más. ¿Y todos los que no consiguieron entrada en 2020? Los festivales tienen el sold out colgado en la puerta de su edición pre-corona y han transferido los billetes al siguiente año, dejando a miles de personas sin la oportunidad de ir a ese evento con el que sueñan, como mínimo, hasta 2022.

Una situación sensible, extrema, en la que puede que no sintamos la música al menos hasta dentro de 12/15 meses. Es una evidencia que, exceptuando casos como Tomorrowland, que creó un producto especial y atrajo a miles de personas, los directos en IG, Facebook o YouTube han dejado de ser atractivos. 

Y los conciertos en coche…bueno, tendrán fecha de caducidad. Mucho dinero para estar montado en tu coche o salir alrededor pero no salir de un cerco donde caben los ocupantes de tu turismo.

Recemos a los dioses en los que creamos para que la OMS, los laboratorios y los gobiernos desbloqueen una vacuna que abra las puertas de nuestro mayor hobby. Si no lo consiguen, 2021 será el año más complicado de una parte de nuestra vida.

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