Luciano nos regaló una sesión inolvidable con 4 horas de un nivel celestial donde el público, sus fans, nunca dejaron de bailar


Daban 22 grados y un sábado de esos que apetecen irte bien temprano, coger tus gafas de sol y tomarte una copa mientras que los rayos broncean nuestro cuerpo en el siempre ambientadísimo parking del templo, de Fabrik.

Sin embargo, un nublado que nadie esperaba hizo de la tarde noche del sábado una previa un poco fresca, pero entramos bien temprano, por lo que no notamos ese fresco usual de finales de invierno.

Cuando entramos en Fabrik…no sé como describirlo. Un Fabrik aderezado de una forma impresionante, con dos grandes carpas iluminadas en la pista, telas que adornaban la sala al completo, y un sombrero gigante que presidía la cabina de la discoteca.

Vagabundos ya se había instalado en Madrid, y André Butano estaba repartiendo un techno que sonaba como si tuvieras el altavoz en la oreja, estuvieras donde estuvieras. El público que iba entrando poco a poco se ponía a bailar de forma alegre, en cierto modo sorprendidos por el tremendo ritmo que se estaba dando siendo tan temprano.

Felipe Valenzuela, Michael Cleis y Cesar Almena, que suplió a Christian Smith por problemas con el vuelo, no iban a dejar atrás ese pisotón al acelerador del bueno de Butano, y como si fuera un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en la previa de Luciano. Dennis Ferrer y su brillante cabellera entraban en escena.

Melodías tranquilas que iban subiendo, subiendo y acelerando, para romper con potencia y provocar el clásico sonido de emoción de Fabrik, que ya presentaba, otra vez, un lleno que daba gusto.

Y llegaron las 03:00 horas. La coleta de Luciano entraba en cabina, y nos esperaban cuatro horas de sesión. Si si, cuatro. Estas son las cosas que solo pasan en Fabrik. A Luciano le encanta Fabrik, y a Fabrik le encanta Luciano. Y esa relación de amor se nota.

Los temas iban uno tras otro, como gotas de agua cayendo en un vaso sediento, y las manos al alza de Luciano avisaban que otro drop llegaba para explotar en la pista. Es complicado que las cuatro horas no tengan 10 minutos, 15, donde apagues un poco el ritmo porque la sesión así lo pide. Pero no fue el caso. Los Vagabundos no descansan, no tienen tiempo para respirar, y sonaron las campanadas de las 07:00 horas como si el despertador te reventara un sueño espectacular un martes cualquiera.

Otro fiestón, otro espectáculo del Grupo Kapital y todo el staff de Fabrik, cuyo tech(n)o parece no tener fin.

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