Tomorrowland 2019 ha confirmado a J Balvin, el primer gran bache de un huracán que parece ir directo a por nosotros
OPINIÓN
Escribo esto apenas minutos después de ver los últimos confirmados de Tomorrowland 2019. Deleitado por nombres como A-Trak, Tchami & Malaa, Netsky, Alesso, Guetta… he pegado un salto del sillón cuando ha aparecido.
Sí, queridos, J Balvin. Junto a Bad Bunny, el precursor de este nuevo reggaeton que los promotores se empeñan en llamar Trap o música urbana. Ese mismo, en uno de los line ups más prestigiosos del mundo de la electrónica. Imaginaos por un segundo lo que significa esta confirmación.
Para los promotores de eventos de todo el planeta, el cartel de Tomorrowland le da muchas pistas sobre qué o a quién deben contratar. Porque es evidente que no se fijan en los colosos de América, donde el Bass predomina pero no traspasa las fronteras nacionales con la fuerza que debería. O el hardstyle, que ha estado llamando a la puerta durante años hasta que por fin se está afianzando en nuestros festivales.
La aparición de J Balvin supone un mazazo extremo para los amantes de la música electrónica. ¿Es que acaso estos artistas no tienen sus propios festivales donde mover el culo y teletransportarse a Puerto Rico? ¿Acaso no existen millones de momentos para ver a este cantante como para traerlo a uno de los paraísos de la electrónica?
¿Es que los amantes de Rosalía van a un concierto suyo y tienen que ver luego a Richie Hawtin “porque es el mejor del techno y lo ve muchísima gente? No, en los conciertos de música urbana, o trap, o reggaeton, o como le llamen, no van artistas de techno, drum and bass o big room. Sin embargo, al contrario, sí.
Y ojo, no dudo de la valía de J Balvin, el mejor en lo suyo, pero es que Tomorrowland no es, no debe ser su entorno donde echar a volar su talento. Tomorrowland es donde Deadmau5 debe dejarse ir sobre los mandos, donde Eric Prydz debe hacer de las suyas o donde Martin Garrix debe lanzar sus grandes hits para mostrarle al mundo toda su magia.
Está claro que este huracán de ‘nuevo reggaeton’ nos está comiendo terreno y, si nadie lo detiene, será algo cotidiano ver a Daddy Yankee compartir escenario con Alesso o bueno, a Ozuna con Mojinos Escozíos en Torre del Mar.
Dios nos coja confesados pero los grandes festivales, las mecas de la electrónica, ya no lo son. Serán otra cosa, pero no esconden la pureza de una industria contaminada por lo que vende y no lo que realmente vale.
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