Sziget 2017 escondía muchas sorpresas, pero sin duda la más famosa de todas se encontraba dentro de un baño portatil
Hungría tiene el honor de albergar cada año dos de los mejores festivales de música de toda Europa. Primero aterriza Balaton Sound, un coloso de la electrónica que cada año se reinventa contratando artistas de primerísimo nivel en un evento que atrae a festivaleros de toda Europa.
Una vez finalizado Balaton a orillas del lago que lleva su nombre, Sziget Festival atrae todas las miradas. Un festival mestizo donde el arte y varios estilos musicales se dan cita en la isla de Óbuda, en la capital húngara de Budapest.
Hasta aquí todo bien, todo correcto. Un festival más dentro de los cientos que se celebran en centroeuropa con un cartel atractivo y una ubicación espectacular.
La historia empieza a llamarnos la atención cuando los asistentes, de repente, empiezan a entrar uno tras otro en un baño portátil, de tal forma que entran cientos y no sale ninguno. Podría imaginar las caras de los allí presentes imaginando el coche de payasos que se estaría formando ahí dentro.
Pero no. Sziget Festival guardaba dentro de ese baño portátil una reliquia, una anécdota que seguro muchos recordarán de por vida. Dentro del baño, había una rave. Así, tal cual. Entrabas dentro del baño y un estrecho pasillo te conducía a un stage improvisado donde la gente bebía cerveza y bailaba al ritmo de la electrónica.
Imaginaos por un momento que entráis en uno de esos baños de festivales españoles deseando no haber nacido y mucho menos haber acudido a ese festival dado que ibais a oler las catacumbas de lo más profundo del infierno, pero te encuentras con música, gente, y un escenario para orinarse, nunca mejor dicho.