A Summer Story no solo cumplió con las expectativas, volvió a sorprender, y se convirtió en el festival a seguir para las próximas ediciones
Nuestras compañeras Jessica y Laila bordaron hace un par de días la crónica de un sábado repleto de Progressive, que desglosaron a la perfección.
Pero no se ha hablado de esa apertura de festival, esa inauguración de la Ciudad de la Electrónica que arrancaba con un calor infernal, y unas ganas que sin duda disipaban la flama que asolaba Madrid. Nosotros, como casi todo el festival, pusimos la órbita EDMred en el Mainstage, con Paul Kalkbrenner, en un ‘sunset’ que quedará en el recuerdo de todos los allí presentes. A sus exitosos ‘Sky and Sand‘ y ‘Aaron’, su house embaucador y atmosférico dejó detalles como ‘Feel your Head‘ o ‘Das Gezabel‘, marca de la casa, que mantuvo al público con la sonrisa en la cara y la emoción a flor de piel.
Terminaba el alemán y rápidamente acudíamos al otro gran escenario de la noche, el Burn Stage, donde deejays de la talla de Jonas Blue y Lost Frequencies hacían moverse a los asistentes, muchos de ellos sentados aún en el césped disfrutando de su Desperados y una temperatura deliciosa.
Llegábamos a las 23:00 horas, y la división de sentimientos comenzaba a ser grave. Por un lado, el tech-house de Solomun hacía la competencia a uno de los referentes del house, Robin Schulz, y finalmente decidimos quedarnos con el productor alemán, que derramó sobre el escenario toda su magia, con ‘Headlights‘, ‘Prayer in C‘, ‘Sun Goes Down’, y se reservó para el final su archiconocido ‘Sugar’, que levantó al público y calentó el stage para una de las actuaciones de la noche: Oliver Heldens.
Que desparpajo tiene este chico…dos de nosotros tuvimos el inmenso placer de verle en Goya Social Club de la mano de los amigos de Vicious Live y ya mostró ese rostro desenfadado, como si no fuera con él, y solo fuera un festivalero más disfrutando de la música. Temas ochenteros rompían con bases de techno y los sones Future se fundían a la perfección con sus clásicos de los inicios. Literalmente, y como bien explicó uno de los que teníamos cerca, “a este chaval se la suda, pone lo que le gusta, y eso hace que nos guste a nosotros”. Sesión redonda que tuvo el salseo de su mejor amigo en nuestro país, ElRubius, que salió al escenario para marcarse un baile delante de todos y provocar el grito de las más fans del YouTuber.
De Heldens cambiamos el tercio, bajamos revoluciones, y nos adentramos en la atmósfera oscura y divertida de Adam Beyer B2B Joseph Capriati, media hora que se nos hizo literalmente un suspiro, y que nos llevaba de nuevo al Burn Stage, Un desconocido para los españoles, y un señor de los que se abren paso por Estados Unidos, Mykris, se unía al siempre mediático Dj Nano, para marcarse un B2B repleto de Big Room, fuerza y drops de vértigo, que no hacían bajar el pistón en un escenario que correspondía perfectamente al lema de su patrocinador.
Se acercaban las últimas dos actuaciones del festival. Algunos empezaban a tener frío, pero yo no lo podía entender, pues los deejays no te dejaban respirar, no podías dejar de moverte, y ni siquiera pasar del Big Room al Techno melódico de Paco Osuna nos hizo frenar, pues el catalán sabe mejor que nadie hacer que tus tobillos se pongan a 2.500 revoluciones y no se detengan hasta que él lo diga.
Para el final. Tres opciones. Tres grandísimas opciones. El National Stage había pasado desapercibido para nosotros, y mi afán por el Bass hizo decantarme por el producto de la tierra, por Beauty Brain. Con no más de 150 valientes, los gaditanos repartieron un buen clinic de Trap, DnB y Bass House, dejando patente que están en uno de sus años más prolíficos, tras su gira por Alemania y los bolos que les llevan por todos los rincones del país. En el Main, un desconocido y poderoso Joris Voorn no se andaba con tonterías y marcaba los tiempos con un techno melódico y potente, lejos de ese Joris de media tarde que te envuelve y te acaricia con sus melodías.
Peor suerte tuvieron los que estuvieron en el Burn Stage. Un motivado y emocionado Danny Ávila era el encargado de cerrar, y tras sufrir varios problemas técnicos, se vio obligado a abandonar antes de tiempo el escenario, para incredulidad de sus fans, que no se lo podían creer. Pocos días después, Danny lamentó lo ocurrido y anunció que hará una fiesta totalmente gratis para los afectados por su cierre.
Sin duda, un viernes sin igual, una noche de esas que llegas a casa feliz de haber disfrutado de música de calidad, y la satisfacción de una organización que no falló, que mostró esa calidad que quiso transmitir a través de las redes sociales, y que sin duda se ha convertido en el festival de festivales para este comienzo de verano en la capital de España.