En una entrevista concedida a The Guardian el mítico dj chileno Ricardo Villalobos se abre y habla en profundidad de su vida y las diferencias sociales en la electrónica


En su país natal empezó escuchando samba y salsa, acercándose poco a poco a lo que sería su futura carrera. ”Me fascinaba el ritmo y cómo la gente comenzaba a bailar.” Empezó a adquirir discos con 8 años y se convirtió en un gran fan de Depeche Mode, su familia ahorró dinero para comprarle un sintetizador y empezó a hacer música, iniciándose en la producción. Con 15 años empezó su carrera como DJ y desde entonces no ha parado.

Soy un bailarín y no quiero bailar solo, por eso soy DJ. No es como que puedas volverte un DJ cuando tienes 20 años porque piensas que es guay. Es algo que te toca; lloras con solo escuchar un ritmo. Yo, estoy llorando todo el tiempo, pero todo el mundo está sudando y no se dan cuenta

Uno de los principales temas que parece afectar al dj dentro de la escena se trata de las diferencias sociales entre los asistentes a los clubs de electrónica. Así lo explica el chileno:

Durante 120 años en Europa, hemos tenido una amplia clase media, hasta el punto de que nadie sabe realmente cuáles son las clases. Pero luego vamos a Ibiza, y tenemos que pagar €80 de entrada a un club y €20 por un agua, y arriba, en la galería, se ven los ricos que pagan €1.000 por una botella de vodka. Y piensas: mierda, esto no está bien! De repente tienes una sociedad con diferentes clases, en el club. Pero la música siempre logrará fusionar las diversas clases, siempre y cuando la pista de baile sea más grande que la zona VIP“.

La música sirve para fusionar a las clases sociales juntas, siempre y cuando la pista de baile sea más grande que la zona VIP. En el fútbol pasa lo mismo. Puedes ver al presidente del equipo sentado en las butacas de la gente adinerada e importante y al resto de asisentes en los demás asientos. Pero durante el partido se comportan todos de la misma forma.”

Ricardo es reconocido por pinchar en los mejores clubs underground de Berlín. Ha escogido la ciudad como su nuevo hogar, aunque parece que todavía no llega a adaptarse por completo a las costumbres alemanas:

 “Ahora me siento mitad chileno, mitad alemán, aunque mi mentalidad es un poco más chilena. Tengo una mujer alemana y tenemos muchas diferencias, sobre la puntualidad, tener una cuenta bancaria, la hora de irse a la cama… Intento tomármelo con calma, pero formar parte de un país como Alemania no es fácil. Si invitas a alguien a cenar a casa a las 8, ellos vendrán a las 8 en punto, en cambio a mi me pillarían en ropa interior todavía.”

 “Mi mujer no me presiona en absoluto para que gane más dinero. Lo que ella dice que necesita de mi es que sea buen padre, que esté con mi familia. Es muy reconfortante, me ayuda a que no me presione tanto para conseguir más éxito. Porque intento dar lo mejor de mi, tenga éxito o no. Soy un DJ antipromociones y antiInernet.”

 

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