Martin Garrix se ha convertido, hoy por hoy, en el artista más mediático de la nueva hornada de productores de esta segunda década del Siglo XXI, y es la primera vez que comparto ese éxito
Puedes ser seguidor empedernido del Techno, del que odia el Big Room, con sus argumentos totalmente válidos, o ser un loco del Bass, de todo lo que rodea a los sellos Circus, UKF, Hospitality, Buygore, o lo mismo eres de esos que solo vibra cuando ASOT sale a escena…pero hay algo que no conseguiría entender por mucho que intentaran explicármelo, y es decir que no soporta a Martin Garrix.
El pequeño y extrovertido holandés se ha convertido en la referencia mundial de la electrónica en su género, ha creado una auténtica locura con su música y ha conseguido llevar a los oídos de muchos ‘analfabetos’ de la escena sus melodías, tarareadas en cualquier rincón del planeta.
Pero, además de tener un talento excepcional, de estar disfrutando de los momentos más dulces de su vida, y de estar creando una música diferente – alejada de ese ‘Animals‘ que hasta él mismo ha aborrecido, y más cercana a esa electrónica pura, musical, creada para saborearla, y no simplemente saltar con un Drop simple que haga vibrar a las masas – lo que más impresiona del Señor Garritsen es que tiene tan solo 20 puñeteros años.
Con dos décadas vividas, puede tener el honor de decir que ya ha cerrado el Mainstage de Ultra Music Festival, de coronarse entre los tres primeros deejays del mundo – y celebraremos su primer puesto este mismo año, por que, créanme, de volver a repetir Dimitri Vegas y Like Mike me tiraría por algún puente sin ningún tipo de cuerda – y con un recorrido y una proyección que parece no tener límites.
Pese a que parece que ya he destacado lo que me tiene sencillamente impactado de Martin Garrix, no lo he dicho aún. Es humano. Sí. Parece que ayer domingo salí de fiesta y sin dormir he escrito esta frase, pero no les miento si les digo que es lo que más me gusta de este chico. Pese a los tropecientos millones de dólares que debe tener en un afortunado banco, él ha sabido mostrar a sus fans esa fatigada vida detrás de los escenarios, como vive la previa de cada festival, con ilusión, alegría, y la sensación de que está viviendo un sueño.
Con ‘The Martin Garrix Show’, un serial que cabalga por su quinto episodio, Garrix enseña de forma natural y divertida lo que supone ser para un jovenzuelo como él vivir en la cima del mundo. Como prepara minuciosamente cada show con su nutrido equipo y como son las horas previas a ponerse delante de miles de personas para echar a andar su música.
Martin Garrix creó hace unos meses su propio sello, STMPD Records, y como cuenta en este último episodio, lo hizo para poder dar rienda suelta a su creatividad, a la música que quiere producir, lejos de ese marcado estilo comercial y llano al que estaba destinado en su anterior aventura.
Puedes ser fan de otros géneros, ser un hater de la música comercial, pero lo que nadie puede discutir es que Martin Garrix hace música, la hace con gusto, y probablemente estemos hablando del que, en unos años, sea el icono más destacado de una larga lista de deejays que intentarán hacerle frente con su talento.