La música. Me despierto entre tus risas, tu sonido me invita a empezar con fuerza el día. Se que me vas a acompañar, que durante las veinticuatro horas que tengo por delante tu vas a estar ahi apoyándome. Probablemente seas la única que se adapta a mis emociones, capaz de susurrarme cuando me voy a dormir, moderas tus sinfonías cuando estoy triste o ponerte a máxima velocidad cuando la situación lo requiere.
Te sientas a mi lado en el autobús, camino a la universidad, siempre sabes escoger las palabras adecuadas para motivarme antes de un examen o el sonido idóneo para que llegue calmado y despejado a clase. Si bien nos separamos durante unas horas, luego me ayudas a retratar como me ha ido el día, haciéndome bailar de alegría o sacándome la lagrimilla cuando lo que toca es mirar hacia arriba.
Por más que busque nunca he encontrado mejor compañera para hacer deporte, de alguna manera sabes como poner mi corazón a tono y que el sudar no importe. Nadie me anima de esa manera a levantar una vez más la mancuerna, a alargar un kilometro la carrera. Además, sabes respetarme cuando estudio, tus melodías dulces significan un aprobado seguro.
El día a día, la rutina, suele ser una tumba en las relaciones, pero a tu lado paso todo el rato y qué curioso, nunca me canso. Pasamos juntos el periodo entre semana, pero llega el viernes y tú de mi aún no te separas. La mejor compañía para tomar una copa tranquilamente o para correrse una juerga hasta la mañana siguiente. Los mejores platos, se cocinan y se disfrutan con las notas de tu voz de fondo. Eres la banda sonora de los momentos más importantes de mi vida.
La verdadera pregunta es ¿Qué haríamos sin ti, música? El edulcorante de la vida. De los sonidos más clásicos, a la potencia del Rock, pasando por la electrónica, ese género que amamos. Si hay algo que nos mueve a todos por igual y que une personas, de diferentes países, siendo un idioma universal, esa eres tú.
Gracias por ser nuestro día a día.
Feliz día de la música.