Diplo ha publicado en su cuenta de Instagram las sensaciones que le transmitieron sus fans pakistaníes, haciéndole sentir afortunado de poder experimentar eso mismo cada fin de semana.
Está claro que este último año ha estado cargado de éxito para el productor estadounidense, pero detrás de ello encontramos una larga lista de actuaciones, horas en el estudio y muchas horas de viaje. Posiblemente, Diplo haya pisado casi todos los países del mundo, pero tras su paso por Pakistán el DJ ha publicado estas palabras en su Instagram:
”Pasé 24 horas en Islamabad .. Conocí a músicos jóvenes, nuevos fans, estudiantes, diplomáticos, padres, artistas, guardias de seguridad, jugadores de cricket y productores… Bebí mucho té, comí comida fantástica y fumé un hachís que parecía que podía matar a un elefante pequeño. Unas horas más tarde pinché en un concierto en la ciudad en un precioso anfiteatro en un parque delante de muchos chicos geniales que conocían toda mi música. No podía creerlo… Al finalizar el show todo el mundo en el backstage me abrazó y me chocó la mano, diciéndome que habían pasado un muy buen rato, pero yo no me sentí como normalmente. Casi lloré, porque allí estábamos todos al final del show, haciendo el símbolo de la paz en el aire, al acabar el concierto, haciendo algo que sería arbitrario para nosotros… Cualquier sábado por la noche… Lo hacíamos cada fin de semana y no nos damos cuenta de que es un privilegio… Para esos chicos de Islamabad, Lahora o Karachi era la primera vez que iban a hacer algo así y puede que no lo volvieran a hacer hasta dentro de mucho tiempo. Pero esta noche todo el mundo bailó y cantó juntos y deseó un mejor futuro y puede que eso hiciera más fácil cumplirlo. Muchas gracias por invitarme Pakistán.”
Una vez más queda demostrado que la música electrónica deja marca en aquellas personas que tienen la posibilidad de vivirla en persona, pero que también lo hace en aquellas que nos hacen disfrutar de ella. Es importante que nos demos cuenta de que la música está para unir, para aceptar y querer. Compartir una misma afición suele ser algo maravilloso, y más si lo es algo como la música, donde puedes conocer a personas de todo el mundo, sin importar sexo, raza, religión o ideología política.