Illenium Trilogy estuvo a la altura de lo que se esperaba de él, uno de los eventos más emotivos de los últimos años
Illenium Trilogy cumplió absolutamente todas las expectativas que se habían puesto encima de la mesa cuando el norteamericano anunció que haría este show.
Por si hay algún rezagado que no sabe la que se formó el sábado 3 de julio en el Allegiant Stadium en Las Vegas, os lo resumo en dos líneas. Illenium, para presentar su cuarto disco de la trilogía (son cuatro álbums, pero le ha llamado así) – Ashes, Awake, Ascend – y Fallen Embers, que lanza el 16 de julio, montó un macroconcierto donde haría un repaso a toda su discografía.
Un evento donde Illenium estuvo 5 horas subido a los mandos, con lógicos cambios para cada show, en una retransmisión que mantuvo al planeta pegado a la pantalla en una puesta en escena sin precedentes. Más de 60.000 personas estuvieron presentes en el estadio pero, el motivo del que me pare a escribir sobre ello va más allá.
Todos saben lo que Illenium supone para el circuito del Bass atmosférico, melódico, emocional. En esta salida oficial de Estados Unidos a la normalidad más absoluta, que un artista de su talla haya montado este evento ha supuesto para muchos la tormenta perfecta.
Solo había que ver las caras, los gritos, las lágrimas. Durante toda la retransmisión no paraban de sucederse imágenes de personas llorando, emocionadas, pues la extenuante espera había terminado. De nuevo un estadio a rebosar, de nuevo la música electrónica alzando los sentimientos que habían estado hibernando con más o menos paciencia.
Y no hay mejor artista para celebrar una vuelta emotiva que Illenium. Las vocales, las melodías, la atmósfera, el ritmo, los lasers, el fuego, las visuales. Todo, absolutamente todo coordinado con una armonía celestial que hizo que el fénix se posara sobre el Estado de Nevada y, en una noche única, transportara a todos los que seguimos el concierto en un vuelo rítmico a través de todo el paisaje artístico de Illenium.
Que bonito es ver a gente llorar frente a un escenario otra vez, que bonito es ver al de Chicago reventando venues como si el tiempo no hubiera pasado y siguiéramos anclados en 2019. Illenium Trilogy quedará en las retinas de todos los amantes del Bass como el evento que desató al fénix tras año y medio de letargo.
Que herencia nos estás dejando, Nicholas, que esas brasas que ahora caen desde el cielo, que Fallen Embers, se conviertan en el broche final de uno de los trabajos que nunca se perderán en el tiempo.
Puedes volver a ver la retransmisión aquí.