Hannah Wants habla de su enfermedad y cómo consiguió superarla cambiando su vida por completo


Hannah habla de la importancia que la ha dado durante muchos años a su proyecto musical, a su carrera, y cómo el estrés acumulado le llevó a un deterioro celular extremo que acabó por enfermar su cuerpo. El trabajo siempre era lo primero y eso llevó a descuidar su salud hasta ese punto. Tras esta experiencia, la DJ confirma que cuando necesite un día libre se lo tomará, puesto que ahora el trabajo no es su prioridad en la vida.

Hace exactamente 18 meses descubrí que tenía cáncer de pecho. Me pilló en mitad de mi gira en Reino Unido, el día 14 de marzo me operé y finalicé el tour en Birmingham el 18 de ese mes aún estando bastante dolorida. Aunque me vierais contenta y sin parar de bailar, la verdad es que mi vida se había desmoronado. Cuando me dieron los resultados me vi obligada a cancelar mi sesión en Snowboxx Festival en Francia y mi gira por Estados Unidos.

Si había alguien más escéptica en el mundo que siempre pensaba ‘Eso a mí no me ocurrirá‘, era yo. Nunca me pongo mala, tengo una mente muy fuerte, soy positiva, nunca he fumado, no tengo sobrepeso, soy atlética y sana (o eso pensaba). Siempre he estado demasiado ocupada como para pensar en la realidad. Tenía 30 años y pensaba que era invencible. Así que cuando el doctor me dijo ‘Lo siento, tengo malas noticias, tienes cáncer‘, todo se nubló. Siendo honesta, conocía muy poco sobre la enfermedad, nadie de mi entorno ni mis familiares había sufrido cáncer. Simplemente pensé ‘voy a morir‘. Salí del hospital sabiendo que mi vida había cambiado por completo. 

Antes de seguir hablando del tema, quiero decir que el personal médico hace una labor increíble. Nunca olvidaré mis citas con el oncólogo y el cirujano. Me dijeron que debían tratarme con la quimioterapia más dura que había, me dijeron que era joven e iba a ser capaz de superarlo. Me sentía muy perdida y confusa.

Un día me encontraba en la sala de espera mientras veía a pacientes en sesiones de quimioterapia y un escalofrío recorrió mi estómago y todo mi cuerpo. Mi intuición me dijo que no debía estar allí y decidí no seguir ese tratamiento. Cuando tomé la decisión y se la comuniqué a mis médicos me miraron con tristeza como si hubiera perdido la cabeza. Me enseñaron las estadísticas e intentaron infundarme algo de miedo para hacerme cambiar de opinión. Yo no soy un porcentaje, soy una persona, mi enfermedad es algo personal y no quería que se me tratase como un número. ¿Queréis saber lo más loco de todo esto? Unos meses después de haberme negado a empezar el tratamiento me realicé unos análisis en una clínica privada que dieron como resultado que la quimioterapia me habría ayudado poco o nada. De hecho, todo lo contrario. Mi cuerpo y mi sistema inmune habrían quedado arruinados por el veneno que me habrían inyectado en vena.

Decidí optar por un tratamiento más natural. Quise conocer mi cuerpo todo lo posible para encontrar un plan de acción específico para mis necesidades. Un terapeuta nutricional me ayudó a interpretar los resultados y me guió con los suplementos que necesitaba. También acudí a un grupo de tratamiento con cannabis donde ayudan a pacientes con cáncer a superar su enfermedad. Un médico me recomendó consumir THC durante medio año, y aunque al principio me costó acostumbrarme a sus efectos a diario, sigo consumiendo CBD como medida de prevención. También aprendí a hacerme zumos desintoxicantes, probé, exploré e incorporé a mis tratamientos la acupuntura, masajes, reiki, termografía, yoga y meditación durante 18 meses. Todo eso me llevó a una vida mucho más espiritual que seguiré llevando el resto de ella.

En esta increíble vida que llevamos los DJs siempre nos vemos en este ambiente de discoteca rodeados de alcohol y drogas. Antes bebía sin pensar y consumía sustancias (no en exceso, pero sí regularmente) porque era lo normal en mi trabajo. Ahora me mantengo sobria o me tomo un par de copa sin más.’

 

 

 

 

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