La reapertura de Fabric y como se ha producido, medidas para la protección de los Clubs berlineses y otra serie de acontecimientos, reflejan claramente que la música electrónica ha conseguido el respeto merecido, y dejar de ser marginada 


Como ha cambiado el cuento. Si me dices hace 20 años que la música electrónica estaría bien considerada algún día, te hubiese tachado de “flipado”.

Y es que, hace 20 o 25 años la música electrónica era sin ningún lugar a dudas el género más marginal que existía, y si te gustaba la música electrónica fácilmente serías calificado como drogata o pastillero cuando menos.

Yo que siempre me he considerado una persona normal y trabajadora, igual que la mayoría de los amantes del género hace 20 años, jamás hubiese reconocido en mi trabajo o círculos no cercanos mi pasión por la electrónica, por miedo a que me encasillaran injustamente.

¿Y a que viene a cuento esta “chapa” que estoy soltando? Porque ayer con la noticia de la reapertura de Fabric, me dí cuenta de como había cambiado todo, ya no porque las autoridades cediesen a la reivindicación de los clubbers y artistas de la escena, algo que por sí es todo un logro que no tendría cabida en otro tiempo, sino por como se ha producido todo, siendo el propio Alcalde de Islington el que lo anunciase como un logro político, sacando pecho en su cuenta de Twitter.

Un político salvando un club de música electrónica… Como ha cambiado el cuento. Os prometo que me emociono al escribir estas líneas.

Pero Fabric no es un caso aislado. Si recordamos este año en Berlín se tomaron medidas para la protección de sus clubs con leyes contra la construcción de nuevas viviendas junto a los clubs ya establecidos, o protegiendo contra protestas de nuevos vecinos:

“Si el club estaba antes que los vecinos, los vecinos no tienen por que quejarse”.

En Holanda la cultura de club, y la protección y aceptación de la música electrónica como parte importante de su patrimonio es bien conocido, con reconocimientos y actos tan relevantes como el concierto ofrecido por Armin van Buuren junto a la The Royal Concertgebouw Orchestra con motivo de la coronación de los Reyes Guillermo y Máxima de Holanda.

¿Y en España? Bueno, en España como siempre todo más lento, pero al menos ya no estamos solos. Somos muchos amantes de la electrónica en todas partes, de todas las edades y de todo tipo.

En España al menos podemos decir que grandísimos festivales de calidad internacional se extienden por todo nuestro territorio, que tenemos algunos de los mejores clubs del planeta y que pese al empeño de muchos por acabar con Ibiza, ahí sigue y ahí seguirá.

Ahora solo falta que los que amamos la música electrónica, sea del género que sea, aprendamos a respetarnos entre nosotros y sepamos disfrutar de este bonito regalo. Ahora que hemos conseguido el respeto del mundo que nos rodea, sería muy absurdo no respetarnos nosotros mismos.

Afortunadamente como ha cambiado el cuento, disfrutad de la música electrónica más que nunca, yo lo hago y lo haré porque la llevo clavada en el corazón.

 

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