Repasamos la que fue la sexta edición de Dreambeach Festival en Villaricos


Dreambeach Festival volvió, por sexto año consecutivo, a su rinconcito almeriense para, del 8 al 12 de agosto, regalarnos electrónica por los cuatro costados. Lo cierto es que yo, que ya estoy mayor, llegué el jueves directo para ‘lo gordo’, y no pude disfrutar de la noche de fiesta que se vivió en el camping, donde miles de festivaleros abarrotaron la nueva explanada abierta al público donde el Camping Stage daba rienda suelta a los primeros temas de este 2018.

Para el jueves, los festivaleros disfrutarían de Rap del más alto nivel con La Mala, Natos y Waor y SFDK como grandes reyes de la noche, y un Kase.O al que es mejor verlo en clubs y no en eventos de este tipo, donde quizás se diluye un poco su esencia.

Mientras tanto, y no sé ni como empezar, la carpa del Techno lucía espectacular con una noche de B2B nunca vistas. Y digo que no sé ni cómo empezar porque para el año que viene vamos a tener que preguntarle seriamente a Gonçalo Miranda como c*rajo lo hacen para que cada año suene mejor ese escenario. Sonido celestial para tres días de mucho, muchísimo musicón. Destacamos el sesionón de Oxia B2B Marc Maya – ya desde su anuncio se sabía que iban a ser los reyes de la noche – o el salseo que nos dieron Patrick Topping B2B Skream. Punto y aparte fue Oscar Mulero B2B Lewis Fautzi, donde cambiaron los Subwoofers por dos motores de Fly Emirates porque eso no podía sonar más bestia. Ya os digo que fue, sin duda, lo mejor del festival, el sonido del Dreams Tent.

Ya en el Mainstage, a eso de las 01:45, Hexagon hacía su enésima aparición en Villaricos. Y es que Don Diablo ya es uno más, se dice que está buscando casita en Vera, y nuevamente nos hizo saltar con todo el arsenal de House con el que nos tiene acostumbrados. La confusión se produjo cuando finalizó el de Coevorden y no fueron Axwell /\ Ingrosso quienes salieron a escena. Por un cambio de última hora, la trompeta de Timmy Trumpet se precipitó sobre el Main y sus melodías acabaron convenciendo al numeroso público ‘mainstream’ que este año se acercó a la costa almeriense. Los suecos llegarían a eso de las 4:30 horas, y nos regalaron un set donde ya en el segundo tema sonaba Sun is Shining, para delirio del público, y siguieron con canciones archiconocidas, unas visuales que emboban y unas ganas de bailar sobrenaturales. El jueves llegaba a su fin y el viernes ya llamaba a la puerta con ganas.

No era para menos. Cartelazo espectacular el que sobresalía a orillas del Mediterráneo. Aunque, y aquí es donde va el tirón de orejas para la organización, hay cositas que mejorar. Lo primero, del Dreams Tent, prefiero que mantengáis el caviar acústico con el que nos enamoráis todos los años e invirtáis en ventiladores, aspersores, un Aquapark portátil, lo que queráis. Pero algo. El calor sofocante hacía sudar hasta a los leones y por suerte no tuvimos que lamentar ninguna lipotimia que fuera a mayores. Vamos a aprovechar esas columnas que sujetan la carpa para instalar un poco de viento para todos, ¿no?. Eso, y la división por géneros de la carpa del Open Air, fueron los dos puntos negros del festival, que dejó un sabor agridulce a los amantes del Bass. Y es que los enfermos del Dubstep disfrutaron como enanos el viernes y fue un día gris el sábado, y viceversa. Mejor los híbridos, con los que tienes enganchado al 100% de los asistentes al Open Air.

 

Dicho esto, vamos al meollo, que menudo día. Llegamos prontito, no tanto como para ver a Don Paco Osuna, que reventó el Dreams Tent con miles y miles de personas bailando al ritmazo del catalán, pero sí para dejarnos llevar por la sabrosura de los Hermanos Martínez, que se quedaron media horita más de la cuenta pinchando, ya que el travieso de Ricardo Villalobos aún no asomaba por la carpa. Ya sobre las 22:00, con botella en mano y sus andares de auténtico personaje, Ricardo empezó su set intercalando temas, melodías, drops, y empezó a agitar a una carpa que seguía hasta arriba. De la carpa me deslicé con cierta ilusión para ver a Alan Walker, cuyas melodías las conocemos todos, pero me estaba esperando la bendita sorpresa de esta sexta edición del festival. Vintage Culture también estuvo varios minutos más pinchando, Y QUÉ MALDITA GOZADA. Sinceramente, no conocía a este joven brasileño pero si cuando estoy llegando está sonando Fisher – Losing It, es que algo está haciendo bien. Que rollazo, que temazos, que forma de quedarse con mi corazón para llevárselo de vuelta a Mundo Novo. El resumen es sencillo. Todos los temas conocidos y comerciales, en Deep House. Imagina el nivel de amor. Una sesión que me costará olvidar y un nombre que ya se ha situado en mi podium de Spotify con merecimiento. Luego llegó Alan, y fue todo lo contrario. Quitando sus temas más conocidos, sesión insulsa con sones hasta de reggaeton que hizo que no tuviera ninguna pena en irme a ver a mi verdadero crush. Cualquier día le voy a tener que pedir amablemente que me deje besar su comisura, joder, porque es que la sesión que se marcó Loco Dice fue para abrazarle una fría tarde de invierno y decirle lo espectacular que es su música. Una hora y media que se me quedó en 1 minuto 30 segundos. Que sesión, que ritmo, que forma de aguantar los drops para el delirio de la gente…sin duda, para mí y para muchos, la mejor sesión del Dreams Tent. Terminó el turco alemán y las miradas ya se situaban de nuevo en el Main. Martin Garrix reemplazaba a unos guasones Chocolate Puma – una pena que tan poca gente estuviera viendo a estos dos genios de la música – y, tras unos minutos de espera, apareció el número 1 del planeta. Escuchamos todos sus temas, mashups y el cierre con High On Life que está utilizando desde que presentara el hit en Tomorrowland 2018. Mi mente, desde ese momento, ya estaba puesto en el Open Air. Ración y media de Dubstep. Llegué con Slushii, al que no le vio demasiada gente y que se perdió uno de los máximos exponentes del Dubstep melódico en los Estados Unidos. A Julian le sucedieron dos buenos bichos como son Funtcase B2B Cookie Monsta, que se pusieron los guantes, entraron en la ferretería, y le dieron muy fuerte a un set delicioso para los más puros. Virtual Riot puso más melodía y la misma fuerza para llegar irremediablemente a las últimas sesiones del viernes. En el Open Air, Drum and Bass de sustitución con Dj Hype a los mandos y en el Techno, el polifacético Gonçalo dejaba en bandeja de plata a Amelie Lens a un público que estaba entregado al Techno. La modelo y productora belga echó a andar la locomotora y su ritmo endiablado puso el cierre al primer día importante en Almería.

El sábado amanecía con menos calor, menos viento, y más fiesta. Nosotros pusimos la apertura algo más tarde, a las 23:00 horas, para ver con qué cara aparecía GTA. Y a diferencia de Dillon Francis el pasado año, estos si saben a donde vienen, y pusieron el Moombathon justo para dejar su sello, pero el suficiente para no cansar a los valientes que se pusieron frente al imponente Mainstage. Mucho Future, algo de Dubstep, y sucesión de ese electro moderno que cabalga entre el Big Room y los sones más Bass. El dúo se marchó con buen sabor de boca, y tras él, el segundo gran plato fuerte para la imagen y prestigio de Dreambeach Festival. El capo de Revealed, Hardwell, acudía a la llamada del festival. Arrancó con Conquerors, y a partir de ahí pudimos escuchar temas como Bella Ciao, el remix de W&W a Levels, volvió a poner a Eminem y su Without Me y no faltó el Hardstyle. Si ya me conocéis, y muchos seguro que sí, sabéis mi predilección por el Bass. Así que, otro día más, ponía mis bambas al servicio del Drum and Bass. Comenzamos con Dub Elements, que aprovechó la baja de Dj Hype B2B Hazard para situar el DnB sevillano en el mapa y, sobre todo en los últimos 20 minutos, puso el listón altísimo de cara a la siguiente sesión. Andy C y Ram Records a los mandos. Obviando la rotura de uno de los platos que hizo frenar la música pocos segundos, el menudo productor siguió demostrando que se ha reinventado y ha optado por un Drum and Bass que te deja sin aliento y, aún así, no te cansa nunca. Fuerza, melodías y fusión de temas a toda velocidad fue el menú que puso sobre la mesa el de Reino Unido. Cerró Andy y el más bajito de Black Sun Empire echó las persianas y le dio con fuerza al género. Un proceso parecido al de Cookie y Funtcase el día anterior. Sin embargo, este set no lo vimos por completo, porque había ciertas manitas y una barba sin igual que calentaban en el Dreams Tent. Eran las 4:30 horas y Solomun saludaba al público almeriense. Ay mi madre que guasa tiene este señor encima. Que set más maravilloso, que lo pueden bailar hasta los fans de Amaral, y que forma de guiarnos con sus melodías a las 06:00 AM. Ahí ya, extasiados por el bosnio, nos fuimos a quemar las naves con Vini Vici, que puso patas arriba el Main y terminó de rematar a aquellos que llegaban con pocas fuerzas al final de la noche. El Psy Trance hacía salir los primeros rayos de sol y si sale el sol, que mejor que Paradise para ponerte las gafas y dejarte llevar. Rollito, ‘good vibes’ y techno bailongo el que nos dejó Jamie Jones para cerrar el festival, que lo hizo después de que la policía decidiera acabar con las ganas de fiesta del deejay, que cerró hasta tres veces su set volviendo loco al público que pedía más y más.

En definitiva, sexta edición deliciosa de Dreambeach Festival, que demuestra que está en la cima de la electrónica nacional y al que se le debe exigir más y más para poder seguir presumiendo de ser uno de los formatos más destacados del Sur de Europa. Contando los días para la séptima. #GoVillaricos!

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