Por fin los suecos volvían a Ibiza, tras más de cinco años sin pisar la isla, al menos juntos, Swedish House Mafia volvía a Ushuaïa.

Son muchos comentarios los que se leen en las redes sociales sobre el polémico regreso de Swedish House Mafia, y es que la falta de música nueva junto a unas cuantas cancelaciones de última hora, han enfadado a gran parte de sus propios seguidores.

El caso es que el trío sueco sigue a lo suyo: pocas explicaciones, mucho nuevo merchandising, y mucho misterio en cuanto a sus espectáculos.

Nosotros, como grandes seguidores suyos, no dudamos ni un segundo en acudir a Ibiza a verlos, suponiendo que la combinación de Ushuaïa y Swedish House Mafia iba a ser algo inolvidable. Y así fue.

Ushuaïa, para quien no haya estado nunca, cuenta con uno de los beach club más espectaculares del mundo, con la playa justo en frente y prácticamente al lado del aeropuerto. La gran piscina situada en mitad, y el inconfundible escenario junto a un sin fin de detalles, lo convierten en un lugar único y lleno de magia.

Las expectativas no podían ser más altas. Un evento único, en uno de los lugares más importantes de Ibiza.

El evento se desarrolló según lo previsto, con un warm up de altura hecho por Nosefin y Sylvain Armand, y con unos suecos que empezaron puntuales a las 22:20 tal y como se esperaba.

El espectáculo audio visual fue espectacular, contando con un sin fin de láseres y efectos de luces que impresionaban a cualquiera. Su set, repleto de todos sus grandes temas, no daba respiro alguno. Tan solo cuando Axwell cogió el micro para intentar aclarar algunas cosas, pudimos descansar algo. Casi dos horas de autentica locura, dos horas viviendo un sueño que nunca olvidaremos, y es que para muchos asistentes era la primera vez que veíamos a la mafia sueca del house.

En el centro de la piscina colocaron los ya característicos círculos de fuego, que se encendieron varias veces durante la actuación. Aunque estos tuvieron un mayor protagonismo al final, ya que estuvieron más rato encendidos. Todo ello mientras sonaba la dulce melodía de “Save The World”. IMPRESIONANTE.

La única nota negativa del evento la ponemos a la cantidad de gente que había. Eramos conscientes del sold out, pero nunca imaginamos que estuviera permitido reunir a tantas personas en ese espacio. No había un hueco en todo Ushuaïa, ni al fondo, ni a los lados, ni por la puerta. Por lo que a veces veíamos alguna cara de agobio.

Pese a toda la polémica que envuelve al trío sueco, debemos de reconocer que son unos artistas únicos en el mundo, y que los sentimientos que mueven estos tres muchachitos no los genera ningún otro artista, o al menos no a un público tan amplio.

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