Muchas conclusiones se sacan de esta sexta edición del festival gaditano que ha dado el salto de calidad, y lo ha hecho a lo grande


El motivo de que haya escrito la crónica AlRumbo Festival 2015 un martes y no un lunes, como lo hubiera hecho en condiciones normales, ha sido porque he querido leer, releer y volver a echar un vistazo a todo lo que los usuarios que han estado en AlRumbo han escrito por las redes sociales.

Yo, sinceramente, agradezco enormemente que los festivales se hayan puesto de moda y estén proliferando festivales por todo el mapa peninsular, pero como todo, tiene un lado negativo. Los festivales se han convertido en un recinto en el que se combinan personas amantes de la música, con experiencia en campings y en saber estar durante todo un fin de semana, con aquellos individuos que van, lo llenan todo de mierda, se marchan, y se quejan.

Lo cierto es que AlRumbo ha vivido en primera persona a un buen número de esos asistentes que estarían mucho mejor en casa, pero eso es algo de lo que hablaré otro día.

Entrando de lleno en el festival, en la noche del jueves entramos tarde, quizás por lo único realmente negativo del fin de semana, la entrada al recinto. Una valla que rozaba el kilómetro de distancia te mandaba prácticamente en medio de la nada para que serpentearas un buen rato en busca del festival, algo que no gustó prácticamente a nadie, y que mermó y mucho las piernas de más de uno. Pero bueno, un poco de ejercicio tampoco va a matar a nadie.

Al entrar al recinto del festival, pronto nos dimos cuenta del inmenso lavado de cara que había dado de un año para otro. Un enorme espacio con souvenirs, restaurantes de diferentes estilos culinarios, zonas de descanso, áreas recreativas, y tres grandes escenarios que se erigían sobre el cielo de Chipiona. Dos de ellos, y quizás fue lo que más nos gustó del evento, estaban unidos, eran exactamente iguales, y servían para que cada uno de los grupos que tocaban en AlRumbo fueran sucediéndose sin demora, sin esos 20 minutos sin concierto que normalmente hay que esperar mientras que el staff prepara la siguiente actuación. De diez en ese sentido.

La noche transcurrió de la mano de Calle 13, Fyahbwoy, el Puchero del Hortelano y Bongo Botrako, que no levantó demasiado el ánimo a los amantes de la electrónica, pero hizo de la espera un rato ameno y divertido. Lo bueno, sin embargo, llegaría a las 04:50 AM. Los focos se encendían y Dj Fresh, para asombro de todos, ponía Chipiona en una nube y le imprimió una fuerza sobrenatural con una sesión que se lleva el oro en este festival. Comenzando con un remix de su archiconocido tema Hot right now y Afterglow, Dj Fresh no bajó el ritmo y se atrevió con todos los estilos, llegando a meter el Take Ü there de Jack Ü y poco después a Lost Frequencies rompiendo con melodías EDM. Fue un set que puso a todo el público en la cima para que Noisia, un elefante en el mundo del Drum and Bass, cerrara la noche de la mejor forma posible.

Nos fuimos con una sonrisa y el placentero cansancio de habernos pegado una noche mucho mejor de lo esperado, y afrontábamos el viernes con ganas, pues Dirtyphonics y Steve Aoki ya calentaban motores. Entramos un poco más tarde, y lo agradecimos, porque si bien Ms. Lauryn Hill es una mujer cuya música me enamora, sus 40 minutos de retraso hubieran apagado nuestras ganas de fiesta. Tras escuchar su ‘That thing‘, Lauryn dejaba paso al ciclón de Pino Montano, SFDK, que se marcó una de las grandes actuaciones del fin de semana. Del dúo Saturnino-Acción Sánchez pasamos a otro dúo, el que trajo Foreign Beggars, que con sus bases bailables y unas voces originales fueron abriendo boca para recibir al Drum and Bass parisino.

Dirtyphonics apareció, la lió, y se marchó por donde había venido. Espectacular sesión la que se marcaron dos de los cuatro integrantes del grupo con temas como Get Löw (Trollphace remix) o el Illegalities de Must Die, que bien podían haber significado un cierre espectacular. Y digo esto porque, para mí, fue el segundo gran fallo de la organización. Poner a un peso pesado como Dirtyphonics haciendo de teloneros de Steve Aoki fue sencillamente un error de bulto. El norteamericano salió tras una hora de DnB y Dubstep y puso un EDM lineal, a veces aburrido, que encantó a algunos, y durmió a otros. Sinceramente, yo fui de los que más saltó en Tomorrowland 2011 con su música, con su Warp 1.9, pero lejos queda ese Steve Aoki más cerca de Bloody Beetrots del que se ha convertido.

El sábado se presentaba como un día tranquilo, sin sobresaltos y con el fin de escuchar buena música para cerrar un buen fin de semana. Pero nada más lejos de la realidad, Cypress Hill mostró por qué son uno de los grupos más importantes de la década de los 90 y con un dj a los platos que improvisó en más de una ocasión, llevó a las manos en el aire de los muchos personados al escenario AlRumbo. Natos & Waor seguían a los californianos y, salvando las distancias, mostraron por qué han crecido una barbaridad con su rap madrileño y descarado. Buraka Som Sistema hizo mover las caderas de los presentes con una percusión contundente y ritmos de electrónica, y Gomad! & Monster, al que esperaba con escepticisimo, me sorprendieron gratamente mezclando una batería, una guitarra eléctrica y dos djs a los platos, con ritmos de Drum and Bass y EDM.

Sin duda, AlRumbo Festival decidió dar un paso de gigante para aspirar a ser un festival a tener en cuenta a nivel nacional y, sin perder su esencia del Rap y el Mestizaje, han sabido adaptarlo a las exigencias de la mayoría para ilusionar a todos aquellos que esperamos que AlRumbo Festival siga y siga creciendo en Cádiz. Y sí, este es el camino.

 

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