Siempre lamentamos cuando uno de nuestros artistas favoritos abandona lo que mejor hace y nos volvemos locos de alegría cuando lo retoman, pero cúal es límite entre pasión y negocio redondo


«No valoramos lo que tenemos, hasta que lo perdemos». Así es, la típica frase del típico adolescente de quince años (máximo) que utiliza en el periodo en el que supera su primera ruptura, pero que, francamente, tiene más razón que un santo. Estas palabras se pueden aplicar a cualquier aspecto de la vida, si, también podemos utilizarlo en el terreno musical. En este apartado, muchas veces estamos acostumbrados a que el rey del hardstyle nos deleite siempre con su manera más propia de producir o de pinchar o que el trio sueco más relevante del Proggressive House haga lo mismo, entre otros muchos casos. Nos gusta, pero para nosotros es lo normal.

Sin embargo, por factores de la vida, uno se cambia de estilo y otros se separan, mientras que algún que otro personaje deja los escenarios. Es en ese preciso instante cuando caemos en la cuenta de que Headhunterz no es lo mismo dentro del EDM y que nadie hacía Hardstyle como él, centrándonos en un ejemplo concreto. Entonces valoras más aún todas y cada una de sus canciones y se repite en tu mente ese «No me compro la entrada, ya iré a otro concierto suyo», dando por hecho que habrá más. Comprobamos como la rutina, lo cotidiano, lo de siempre se convierte en algo único y extraordinario.

En otra de esas vueltas de la vida, el que un día se fue, hoy está de regreso, el hijo pródigo vuelve a casa y todos sus fans, que en el fondo lo esperaban con ansía, reciben a estos artistas con los brazos abiertos. Ahora estas personas valoran de manera distinta su trabajo, en comparación a como lo hacían en sus inicios, por ello, los nuevos temas, son éxitos, en cada sesión, un sold out y así con todo. Todos contentos, se vuelve construir ese círculo mágico entre músico y admiradores, alimentándose el uno al otro.

Parece un final de ensueño ¿no? pero… si pensamos friamente, el resultado es este: ¿nuevos temas? Dinero, ¿Gira de regreso? Dinero, ¿Nuevo merchandise? Más dinero, y así sucesivamente. En medio de la euforia, paramos, reflexionamos y vemos lo que han cobrado esos tres suecos por una sesión exclusiva y que les patrocinan dos grandes competidores como Adidas y Nike y las cifras asustan. O, por otro lado, que estamos en septiembre de 2018, un año y dos meses aproximadamente de la vuelta del rey del hardsyle y después de una gira, un álbum, nuevo sello, evento exclusivo en Amsterdam y otra fiesta más personal, a día de hoy se sigan obteniendo ventas y visitas bajo el slogan The Return Of Headhunterz… da que pensar ¿Verdad?.

Y no nos vamos a engañar, aquí un servidor ha sido el primero en disfrutar de ese nuevo álbum, de las fiestas a las que he podido ir y del resto de factores y será el primero en intentar asistir al tour de la Swedish House Mafia en 2019. Pero si valoramos con la mente y no con el corazón la situación, podemos llegar a la conclusión de que no hay puntada sin hilo, que tenían meditado volver, incluso antes de marcharse, como estrategía para relanzar sus carreras. ¿Y si es así? ¿Dónde deja esto a sus fans? ¿Cuál es el límite aquí entre pasión y negocio? ¿Qué opinas?

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