EDC Las Vegas 2017 cumplió 21 años, y EDMred tuvo el inmenso privilegio de estar invitado a esta fiesta de la electrónica a nivel mundial


EDC Las Vegas 2017 ha terminado, y es momento de contaros, de desahogarme, de intentar crear con palabras una fotografía nítida de lo que mis ojos, mis oídos, y en definitiva mis cinco sentidos vivieron en el Motor Speedway de Las Vegas durante el pasado fin de semana.

Lo primero que os quiero decir es que me siento una persona con mucha, muchísima suerte. A mis 27 años, mi cuerpo ya ha disfrutado de un Tomorrowland, un Ultra Music Festival Miami y un EDC Las Vegas. El trío de Ases con el que cualquier apasionado de la electrónica sueña completar alguna vez en su vida. No es fácil hacer estas tres paradas. Tienes que tener muchas ganas, mucha suerte, mucha capacidad de ahorro, y muchos amigos que compartan esta bendita enfermedad.

Y en este 2017 tuve la oportunidad junto a otro redactor de la casa, Ángel Reales, y dos amigos más, hacer este viaje a Los Ángeles y Las Vegas, con paradas en Omnia para ver a Zedd, en Hard Rock Hotel para ver a un gran elenco de artistas de Bassrush, y el festival norteamericano, que cerraba una semana de infarto.

Podría detenerme en el nivel de los artistas, en cuáles fueron los mejores, los peores, los temas que más sonaron, y haceros una crónica típica, monótona, sin ir más allá de la pura música. Creo que no hace falta decir que el nivel de TODOS los deejays que acudieron a EDC Las Vegas fue colosal – a excepción de Dj Khaled, pero por suerte me encontraba disfrutando de los sones de Marshmello en aquel momento, y el sonido, las visuales, y la puesta en escena del equipo de Rotella te hace vivir una experiencia que jamás vas a encontrar en cualquier otro rincón del planeta.

 

Pero yo me quiero detener en una palabra. PLUR. Muchísimos de vosotros lo habréis escuchado o leído alguna vez, yo entre ellos, pero realmente no te das cuenta de lo que significa hasta que no lo vives de cerca, hasta que no conoces su esencia. Peace, Love, Unity, Respect. Ese es el significado, y ese es el resumen perfecto de lo que vivimos en EDC Las Vegas. Un auténtico carnaval de la electrónica, donde no faltaba un solo detalle, todo ataviado con luces, atracciones, performers, escenarios improvisados, deejays de primer nivel pinchando en rincones perdidos donde solo unos pocos tenían la suerte de disfrutarlo…un paisaje increíble, que encima tiene la suerte de vivir el fenómeno PLUR.

PLUR significa para ellos cuidar de todos para que todos se lo pasen de la mejor forma posible. Gente que te abanica, que te pasa una bolsa de hielo por el cuello mientras bailas Dubstep, que te ofrece agua, chicles, cerveza, copa, todo con tal de que puedas paliar la sed que te producen las altas temperaturas del desierto; gente que lanza botellas de agua en las colas para que los de atrás disfruten del líquido elemento antes de llegar al final; personas intercambiando pulseras, collares, luces, los famosos ‘totems’ – esos carteles que se ven entre el público – todo es felicidad, todo es ayuda y protección al de al lado, porque allí todos han venido a pasárselo bien, a disfrutar de este precioso fenómeno que son los festivales de electrónica, e incluso los trabajadores te animan cuando pasas tu pulsera y te gritan “¡¡VAMOS JODER, A DISFRUTAR!!” mientras dan saltos de alegría, o te despiden cuando vas a coger el autobús a las 8:00 AM diciéndote que descanses y que vuelvas mañana a darlo absolutamente todo, siempre con una sonrisa y con las mismas ganas que tú de estar el siguiente día trabajando para tí.

EDC Las Vegas va mucho más allá de los artistas, de la música. EDC Las Vegas es el epicentro de esta nueva generación que otrora se hacían llamar ‘hippies’ y que aquí poseen unas características totalmente diferentes, con un concepto común: disfrutar de la vida y de nuestra pasión.

Es increíble como puedes llegar a disfrutar de tus deejays favoritos cuando todo a tu alrededor respira júbilo, alegría y un ambiente relajado y amigable. Da gusto ver como las niñas van literalmente desnudas – muchas tan solo llevaban un tanga y una corona de princesas – y que los tíos no se lancen como auténticos animales hacia ellas, algo que no se puede concebir en España, donde unos shorts más ajustados de la cuenta provocan gritos de ‘individuos’ pasados de rosca.

Si tuviera que quedarme con algo de Electric Daisy Carnival es esa esencia que posee en su interior. Ese desarrollo del concepto de festival que jamás se va a producir ni en Europa ni en America Latina – pese a que estos últimos si que van un paso por delante de nosotros los españoles, por ejemplo – y que adereza a la perfección al majestuoso cartel y el espectáculo visual que cada año trata de superar Pasquale Rotella y todo el equipo de Insomniac.

No he venido aquí a hablarte de música, no, he venido a contarte el fenómeno que se está viviendo en mitad del desierto de los Estados Unidos, y que DEBES y NECESITAS conocer si realmente eres un enamorado de los festivales de música electrónica.

Me vuelvo de Nevada con el mejor sabor de boca que he conocido jamás, superior a estar frente a los rascacielos del centro de Miami, y muy superior a la colina situada en Boom, el pueblecito sureño de Amberes donde cada año peregrinan cientos de miles de festivaleros. Toda persona en esta vida tiene que bailar ‘under the electric sky‘, y yo trataré de hacerlo, al menos, una vez más.

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